AMACC, LA ACADEMA MÁS ALLÁ DE LOS PREMIOS ARIEL

“¿Una Academia para qué?” fue el tema que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) puso sobre la mesa de diálogo en su primera participación dentro de la programación de las Clases Magistrales y Paneles en la Sala 3 del Conjunto Santander de Artes Escénicas.

Con la participación del cineasta Roberto Fiesco, tesorero de la AMACC, y los miembros asociados: Érika Ávila, Samuel Kishi y ⁠Marina Stavenhagen; moderados por la vicepresidenta de la Academia, Inna Payán, se desglosaron los cuatro principales ejes en que la AMACC se enfoca para impulsar la atención en el cine mexicano: difusión, investigación, preservación, desarrollo y defensa. 

En la parte de difusión, la guionista y directora de cine Marina Stavenhagen explicó que la Academia busca ser un “espacio recurrente de difusión del cine” que se apoya en diversas iniciativas, entre ellas los ciclos itinerantes regulares. Sus ciclos actuales son: Rumbo al Ariel y Voces y temas del cine mexicano 2023, informó la productora de cine Érika Ávila, que se programan en un aproximado de 58 sedes en toda la República mexicana.

Sobre el eje de investigación, Fiesco reconoció que, aunque desde sus inicios la Academia planteó hacer investigación, se realizó poca por voluntades políticas; sin embargo, ahora se concentran en la investigación histórica. Una parte de esto se logró mediante la publicación de la serie “Textos de la Academia” que, a su vez, homenajean a quienes han recibido el Ariel de Oro.

Por tal motivo, la actriz Angélica María; la diseñadora de producción, Brigitte Broch, y la cineasta, Busi Cortés —que recibirán el Ariel de Oro este año— serán las siguientes en contar con su publicación. Asimismo, se está impulsado un libro de investigación en torno a la historia del vestuario y los vestuaristas del cine mexicano, se promueven exposiciones y está en desarrollo un programa para invitar a escritores e investigadores a escribir junto con la Academia.

La preservación es el otro eje de preocupación, el cual se ha cubierto con la restauración de tesoros cinematográficos del pasado del cine mexicano. Dicho por Fiesco, ejemplo de esta actividad son las restauraciones recientes de títulos como La barraca, de Roberto Gavaldón, el primer filme en ganar el premio Ariel a Mejor película en 1946; así como los trabajos con cuatro cintas silentes como Tepeyac (1917) y El tren fantasma (1926). 

Para el desarrollo y defensa de las artes y ciencias cinematográficas, Payán mencionó a la Ley de Cinematografía que se sigue promoviendo. Posteriormente, el director de cine Samuel Kishi habló, desde su experiencia, sobre la importancia de saber qué pasa con nuestra industria cinematográfica, mencionando cambios como la descentralización de los premios Ariel  —que en 2024 tendrán lugar en Jalisco—, los cuales sirven para que “no se quede todo en un lugar y en un sector”. Kishi es miembro asociado de la AMACC desde 2012 y desde marzo de este año es miembro activo.

“Es importante que se inscriban a la premiación, que generen sus películas, cortometrajes y todos los contenidos que puedan, y que generemos esta voz de distintas latitudes. Es la única manera de que podamos tener una Academia sana, una cinematografía sana. Eso es lo que también quiere el Ariel, queremos premiar a lo mejor de nuestro cine”, concluyó. 

Dato
La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se fundó en 1946 (momento de la época de oro del cine mexicano), y el premio Ariel se entregó ininterrumpidamente desde la primera ceremonia, en 1947, hasta 1958. La ceremonia de entrega se reanudó en 1972.