
Durante el quinto día del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG40), el talentoso artista visual Ean McNamara impartió una clase magistral fuera de serie titulada: Mr. Director, Your Monster Is Sinking into the Lake.
Iniciando con la famosa anécdota del director Billy Wilder, durante la filmación de The Private Life of Sherlock Holmes, McNamara comenzó explicando, de la manera más divertida, la relación entre el título de la clase y su trabajo como artista visual en la industria del cine.
El artista continuó su presentación hablando de New England, región tradicionalista en la que creció, así como de su contexto familiar y el punto de partida que fue mudarse a Baltimore para estudiar la universidad y conocer un nuevo mundo fuera del conservadurismo en el que había crecido.
Durante su formación, dos personalidades ejercieron una influencia determinante: su profesor José Villarrubia, famoso colorista de Marvel y D.C. Comics, y Laurence Arcadias, quien lo acercó al proyecto que marcaría el inicio de su carrera en el cine: Coraline.
Ean compartió que no fue un camino fácil, ya que estuvo lleno de altibajos que, con el tiempo, le enseñaron no sólo a desarrollar su creatividad como artista, sino también a trabajar en proyectos que requieren la colaboración de muchas personas y la fusión de ideas provenientes de distintos lugares.
Para McNamara, parte de su proceso creativo consiste en cuestionar las intenciones detrás de los espacios que dibuja, lo que desea que las audiencias sientan por sus personajes, si serán personajes que le tienen que agradar o desagradar, pero principalmente, en comprender sus motivaciones y sus verdaderos deseos.
Durante su presentación, Ean demostró que su ingenio no sólo está en su trabajo como artista, sino en su personalidad entera. Desde vestir una caja para explicar las limitaciones que puede tener un personaje, según su diseño, hasta el empleo de luces y la participación del público en el escenario para recrear una escena de Paranorman.
Explicó que, en la animación no todo tiene que tener una razón de ser, e invitó a explorar esa libertad que permite ir más allá de los límites de la realidad. No obstante, recalcó que esto no significa que detrás del trabajo de un artista no existan reflexiones y necesidades que surgen durante el proceso creativo; al contrario, hay un duro trabajo al pulir ideas para incluir simbolismos y significados a cada detalle de la obra.
Durante la sesión, compartió que, para él, el cerebro tiene un lado romántico y otro pragmático: el primero es el que deja volar la imaginación con ideas a veces difíciles de aterrizar, y el segundo, el que advierte las limitaciones de la realidad. Ante esto, aconsejó: “Be romantic in your art and pragmatic with your time.”. (Sé romántico con tu arte y pragmático con tu tiempo).
Al responder preguntas del público, McNamara explicó cómo enfrenta el rechazo y los bloqueos creativos, destacando la importancia de buscar nuevas motivaciones y de encontrar aquello que le genere alegría, tanto dentro como fuera del mundo de la animación. También habló sobre la importancia de incorporar el juego como herramienta para el trabajo en equipo, trabajar con amigos y divertirse con ellos en el proceso.
La clase magistral de Ean McNamara no sólo permitió apreciar su talento como artista en la animación, sino también su capacidad para trasladar esa creatividad y sentido del humor a todo lo que se propone, dejando a un público impresionado y profundamente agradecido por una experiencia inolvidable.