CINE SOCIOAMBIENTAL: LA CHISPA PARA CAMBIAR EL MUNDO QUE SE ENCIENDE DESDE EL FICG40

El Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) abrió sus puertas a la creación de espacios para explorar temas de ética socioambiental con el panel Medioambiente, sociedad y cine, en el que participaron el cineasta Max Keegan; el director del Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara, Eduardo Santana; y el documentalista Rodolfo Castillo Morales como moderador. 

La plática abordó el uso del cine como una herramienta para visibilizar y cuestionar la crisis socioambiental. En este contexto, la película de Keegan, The Shepherd and The Bear (2024), del director británico Max Keegan y parte de la selección del Premio de Cine Socioambiental, fungió como ejemplo para hablar de esta conexión entre el mundo fílmico y la Tierra.

The Shepherd and The Bear retrata los cambios sociales y medioambientales de los Pirineos franceses. Cargada de matices, esta obra genera muchas preguntas acerca del futuro del campo y la relación de la humanidad con un mundo natural en vías de desaparición, a través de un pastor anciano que lucha por encontrar un sucesor mientras los osos acosan a su rebaño.

Keegan contó que estuvo viviendo en la cordillera montañosa durante dos años, lo cual lo hizo detenerse a observar el mundo a través de los ojos de quienes tienen una comunicación directa con el ecosistema.

Por su parte, Santana recalcó que las películas son la chispa para el cambio ético, filosófico y emocional, y que éste sucede a través de la esperanza de los grupos de personas convencidas por un futuro ecológicamente responsable. Además, aprovechó su voz para hacer un llamado al público: “¡Organícense, trabajen en colectivo, infórmense y actúen!”.

Al iniciar la ronda de preguntas, el público compartió su experiencia filmando la biodiversidad y la cultura que les rodea. Así se llegó a una cuestión clave: ¿cómo podemos hacer un cine más sustentable? Una pregunta que no tiene una respuesta sencilla. 

Ante esto, Keegan comentó que no necesitamos cámaras nuevas cada año; los grandes filmes se tratan de lo que estás viendo, no de la tecnología que se utiliza. Y a su vez puso sobre la mesa la responsabilidad social de la industria cinematográfica: llevar al público y la industria hacia un futuro ético y sustentable.

Posteriormente, el director del Museo de Ciencias Ambientales expresó: “Yo soy producto de la ciudad, soy ecólogo porque veía Mundo insólito los domingos en la tele”. Una vez más, se reafirma que el cine nos conecta con lo que en verdad importa.

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