Tras haber recibido en Homenaje Invitado de Honor en la Gala Inaugural de la 38 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG38) el pasado 3 de junio, el célebre montajista italiano Roberto Perpignani impartió una master class en la que compartió sala con el crítico de cine mexicano Ernesto Diez Martínez.
La charla inició con la mención a una entrevista que le hicieron a Orson Welles en la que éste expresó su admiración por John Ford, al ser un director con una gran habilidad para contar historias a través del manejo de cámaras y cortes de escena puntuales.
El ponente compartió sus reflexiones acerca de una de las películas más recientes en las que participó y que forma parte del programa del Festival: Leonora Addio (2022) de Paolo Taviani. De la obra, comentó: “es la película más joven que he visto” y contó haber sentido una emoción increíble al ver a un señor de 91 años que no los aparentaba. Esto le permitió ver el sentido de una vida, comprender que todo sigue y que las generaciones deben darse la mano para continuar un discurso de emociones.
Por otra parte, Perpignani resaltó la importancia de priorizar el uso de formatos más efectivos sobre los conceptuales para contar una historia. Esta debe ser la mejor forma para que exista la posibilidad de hacerla comprensible al público y acercarlo a los personajes: “La palabra comprender significa compartir”.
También habló de cómo los diferentes estilos de montaje en todos sus trabajos estaban relacionados con la originalidad de cada director y de las características de cada historia, así como del tiempo en que realizó cada obra. Señaló que el deber de un montajista es explicitar y dar un espacio a las emociones y sentimientos para que puedan ser compartidos con el público. Este último es el agente que termina la película: “Todo es una relación directa con el espectador, todo lo que ha sido pensado y lo que ha sido transmitido”, puntualizó el homenajeado.
De igual forma, mencionó lo que significó la Nouvelle Vague para la evolución de la producción cinematográfica. La consideró una etapa que dejó mucha libertad para experimentar en la manera de hacer cine.
Para Perpignani, la historia ha demostrado que el cine es una continuidad de imaginaciones, sugestiones y perspectivas que son compartibles. Recalcó que se tenía que ir a buscar todo lo que el cine no ha realizado hasta ahora y hacerlo a través de las emociones, que son el vínculo que une a todos los elementos utilizados en una película.
Casi para finalizar, el panelista reiteró emotivamente que el montaje no es mostrar una cosa, sino “sentir y compartir una emoción. Nosotros mostramos y abrimos el corazón para decir: ‘Este soy yo’”.
Por último, se proyectaron tres secuencias de las siguientes películas: Padre Padrone (1977) de los hermanos Taviani, La estrategia de la araña (1970) de Bernardo Bertolucci y Corbari (1970) de Valentino Orsoni, donde se pudo observar la diversidad de emociones y sentimientos que se pueden compartir a través del montaje de una película, siendo la última secuencia increíblemente conmovedora, incluso sin conocer el contexto de la historia.
Roberto Perpignani es reconocido por su trabajo en películas como El último tango en París (1972), El cartero (1994) y La noche de San Lorenzo (1982). Inició su carrera en el cine trabajando como asistente nada más y nada menos que del director Orson Welles para la producción de la película The Trial (1962). Durante su trayectoria ha participado en la elaboración de más de un centenar de películas al lado de grandes directores como Bernardo Bertolucci y los hermanos Taviani.