PORTUGAL DESLUMBRA CON EL TALENTO ARTESANAL DE SU PRIMER LARGOMETRAJE EN STOP MOTION EN EL FICG40

Foto ©️ FICG / Diego Gasca

Os demónios do meu avô, el primer largometraje portugués hecho con la técnica stop motion, fue proyectado a modo de presentación de la cinematografía portuguesa que llega al Festival internacional de Cine en Guadalajara (FICG) con el país Invitado de Honor.

El largometraje, dirigido por Nuno Beato y hecho en colaboración con España y Francia, desarrolla una historia profunda que busca cautivar tanto a infantes como adultos, a la vez que muestra las posibilidades de crear una bella trama fantástica mezclando elementos propios del talento artesanal de Portugal. 

La película narra la historia de Rosa, quien decide dejar la ciudad tras enterarse de la muerte de su abuelo, con quien no ha hablado en mucho tiempo. Al llegar a la propiedad aislada en medio del paisaje de Trás-os-Montes, se encuentra con el terreno y la casa en ruinas e, impulsada por el remordimiento, las memorias y la necesidad de encontrar una nueva dirección, intenta reconstruir la casa y los campos. 

Pero Rosa no está sola, pues un grupo de figuras de barro hechas por el abuelo cobrará vida, aconsejándola y guiándola justo como haría su abuelo… y pronto la protagonista se dará cuenta que los “demonios” de su abuelo siguen en su pueblo, en la casa y, posiblemente, dentro de ella.

Os demónios do meu avô comienza con una animación 2D con colores fríos, espacios cerrados y rutinas del mundo actual donde el espectador se siente desconectado de los personajes, de sus vidas y sus problemas. 

Sin embargo, poco a poco se hace una transición hacia el estilo de stop-motion, y la razón de ello, explicó Nuno Beato en la charla posterior a la proyección en el FICG, tiene que ver con el crecimiento de los personajes y su viaje, en donde se van a entrelazar el pasado del abuelo y el presente de Rosa, desde el momento en el que sucede la muerte del abuelo hasta el momento en el que ella tiene que lidiar con todos los “demonios” que él dejó atrás. 

“Yo creo que el pasado sirve para mirar el futuro”, reflexionó Nuno, “no me gusta mucho vivir en el pasado, porque hay muchas personas que les gusta vivir en el pasado y no consiguen vivir el futuro ni el presente, pero hay que entenderlo”

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Foto ©️ FICG / Diego Gasca

Los “demonios” que encontramos dentro de la película, creados por el abuelo con barro, están basados en las artesanías de Rosa Ramalho, quien también le da nombre a la protagonista. Ellos representan a cada uno de los personajes que vamos conociendo, casi siempre de aquellas personas con las que el abuelo tuvo problemas y que forman parte hasta de la vida de Rosa; incluso “arreglar el pasado del abuelo” es una frase, meta y motor de la historia.

El filme está lleno de conexiones humanas que se desarrollan a lo largo del viaje de los personajes, reflejándose incluso en los espacios que habitan. Nuno compartió que ninguno de los sets fueron hechos de manera perfecta, y las veces que ocurrió, propuso rehacerlos de manera más desorganizada. 

La producción contó con 3 millones de euros para su realización y se utilizaron casi 400 kg de barro para casas, paisajes y pequeños detalles de los personajes, como máscaras, habitaciones y demonios.

Nuno Beato invitó al público del FICG a que visite la exposición “Os demónios do meu avô”, donde se exhiben figuras de los personajes, sets originales, secuencias de la película junto a la exposición del primer largometraje mexicano hecho completamente en stop motion, Soy Frankelda, en el Museo de Ciencias Ambientales, donde ambas permanecerán hasta el día final de la edición 40 del Festival (14 de junio).